REFLEXIÓN DE VIDA Y DEL CAMINO FORMATIVO EN RVCC
Es en casi medio siglo, que se puede medir mi trayecto de vida y es ya tiempo suficiente para que pueda hacer un pequeño balance. Crecí amparada por unos padres que se preocupaban por mi futuro, por lo tanto, siempre han tratado de protegerme, tanto a mi, como a mis hermanas, de tristezas, revelándonos siempre el semblante más bello de la vida.
- "... Estudien, cursen unos estudios, no se apresuren en casar...", muchas veces he escuchado este consejo, pero no lo dicen todos los padres, como hoy en día lo decimos a nuestros hijos? También es cierto, que de la misma manera que nuestros hijos piensan que no siempre tenemos la razón, así yo también no tomé en cuenta sus advertencias. Aunque desde muy temprano me sintiese atraída por tres profesiones, peluquera, maestra o enfermera, lo cierto es que el deseo de casarme y tener hijos, sobresalía del resto. Desde hace algún tiempo, dejé de creer en casualidades y creo que me estaba destinado un trayecto de vida diferente, y no la concretización de una carrera, al menos en ese momento. Son ya conocidos los hechos, narrados por mí en la autobiografía, un embarazo no planificado, la muerte de mi madre y un matrimonio apresurado. Han sido las razones por qué no continué con los estudios? O no continué los estudios porque tenia que estar más presente, en un momento tan difícil para toda la familia? No sé, Dios lo sabe, pero un embarazo a los 18 años y en esa época, no había otra alternativa.
Dejé mis estudios para casarme, y aunque yo todavía estaba embarazada, de cierta manera, fui madre a los 18 años, de mis dos hermanas, incluso antes de haber dado a luz, a mi primer hijo. Aunque por motivos menos felices, me vi obligada a madurar más rápido que muchas otras chicas, sentí que me convertí en una adulta. Poco después sentí una gran felicidad al ser madre y me sentí realizada como mujer. La ayuda de Dios, de mis hijos y de toda la familia, de amigos y vecinos, que nos colmaron de atenciones, fue, por lo que mi vida transcurrió con cierta normalidad.
Fue una vida dedicada a toda mi familia y sus necesidades, de amigos y vecinos que me reclamaban, sabiendo de mi buena voluntad, siempre dispuesta a ayudar, me hicieron sentir feliz y realizada: la solicitud de una madre para que hiciera los maquillajes de carnaval a sus hijas; grupos de chicas que venían por mi casa al fin de la semana, para que las maquillase, para acudir a una discoteca; una vecina que necesitase ponerse rulos en el pelo o que la peinase; una novia que me pedía para maquillarla y ayudarla a prepararse para su boda, o simplemente alguien que necesitase un pequeño arreglo de costura, eran para mí motivos de satisfacción, hacían sentirme útil y realizada, incluso sin compensación económica alguna. No tenía más que ver la satisfacción en sus rostros y el brillo reflejado en sus ojos, para sentirme recompensada y agradecida.
Fue tal vez, por todas estas circunstancias, el sentimiento de realización y la confianza de que siempre así seria, por lo que no dé demasiada importancia al hecho de que no había completado la educación secundaria, ni al hecho de no tener un título profesional. Sin embargo, algunos hechos han cambiado el curso de mi vida, me encuentro ahora mismo en la necesidad de un trabajo que me garantice un medio de subsistencia e de independencia económica. Todo esto, más el hecho de la necesidad de una mayor interacción social fuera de la familia, y una promesa que espero poder cumplir, son las razones que me han llevado a querer reanudar mis estudios.
Mi camino de formación en el proceso de reconocimiento, validación y certificación de competencias para terminar el 12º curso, comenzó oficialmente el 22 de febrero de 2010, aunque antes, ya había asistido a algunas sesiones de información. Los formadores me explicaron la metodología utilizada en este proceso y cómo debería demostrar los aprendizajes hechos durante toda mi vida, con el fin de validar todos los conocimientos adquiridos por mí.
Se ha hablado mucho acerca de este método, al contrario de lo que la mayoría de las personas piensan y opinan, este proceso no es fácil. Yo recomiendo incluso a aquellos que no creen en su dificultad y en el esfuerzo necesario para completarlo, que si tienen algún amigo, pariente o conocido a asistir a este proceso, se atrevan también a desarrollar algunos de los temas que le hain sido propuestos, y ahora, a los formadores sugiero su colaboración en la evaluación de algunos de eses desarrollos, para que se termine con la idea, de que este proceso no existe más que para ofrecer títulos.
Todos los formadores y los elementos que participan en mi proceso de RVCC, son extremadamente agradables y solidarios, siempre demostrando su total disponibilidad en ayudar y orientarme durante todo el proceso, pero son también muy exigentes con la elaboración y presentación de los temas sugeridos.
Estoy ahora, en la recta final de este proceso, pasé por momentos muy difíciles durante el desarrollo de algunos temas, hasta he sentido la voluntad de desistir, por la dificultad en profundizar temas en determinados contextos, ya que de ellos tenía apenas un vago conocimiento. La elevada exigencia me obligó no sólo a mejorar la auto-evaluación de mis conocimientos, sino también a adquirir nuevos, en cada desarrollo los diferentes temas propuestos.
A pesar de las dificultades, el balance que hago es positivo, la oportunidad de completar el 12º curso, el enriquecimiento de los conocimientos con nuevos saberes que se unieron a los que ya tenía y sobre todo, ganar las batallas, que cada uno de los trabajos propuestos me exige, pero que con la ayuda de Dios y de todos los que me quieren y respetan, me las arreglo para vencer.
Tengo la intención de seguir estudiando, porque quiero completar mi formación en el área de Acción Educativa. Espero finalizar con éxito el camino de formación RVCC, para completar el 12º curso y tal vez con la ayuda de Dios, por fin, conseguir trabajar donde me sienta realizada y al mismo tiempo me permita hacerme económicamente independiente, y que, en contra de lo que todos creen, incluyéndome a mí, que a pesar de mi edad, todavía puede llegar a realizarse mi deseo.
Por último, doy gracias a Dios, a mis formadores y a todos aquellos que estuvieron involucrados en mi proceso, por el respeto y simpatía e por la valiosa ayuda prestada. Dios os bendiga!
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